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El cactus en el invierno
En el período invernal, los cactus se disponen al reposo vegetativo. En su hábitat natural, estas plantas deben enfrentar condiciones climáticas extremas y sobrevivir a ellas, y para ello se sirven de diferentes estrategias que debemos conocer y respetar. Los cactus caen en una suerte de letargo, durante el cual deben ser conservados a temperaturas no elevadas y, salvo las excepciones que más adelante se indican, no deben ser regados y la humedad ambiental debe mantenerse lo más reducida posible. Con la primavera recomenzará el crecimiento, y con él la floración y las debidas prácticas de cultivo.
Se presenta un gran problema a quien, durante el reposo invernal, quiere tener sus cactus en un alféizar o en proximidades de una ventana, lo cual es totalmente desaconsejable. Mucho mejor es colocar las plantas en una habitación no calefaccionada, como un garaje, un altillo, un sótano, debajo de una escalera. No importa que haya poca luz, ya que las plantas no crecen durante este período. En caso extremo se puede incluso hacer uso de un balcón, siempre y cuando esté protegido debidamente y aislado de la lluvia. En caso contrario, debido al calor, las plantas son forzadas a crecer y a vegetar de un modo anormal por la carencia de luz (ahilado o etiolación); además, si no se las riega, primero se marchitan y luego se secan, como consecuencia de la transpiración que continúa.
Muchos cactus sobreviven al hielo, en tanto la temperatura asciende durante el día. Otros, conocidos como “plantas del frío”, como Austrocactus, Echinocereus, Escobaria, Opuntia, Pediocactus, Sclerocactus, Thephrocactus, Toumeya, Uthaia y alguna otra, pueden sobrevivir a temperaturas variables debajo de 0º C., siempre y cuando estén protegidos de la lluvia o cubiertos por la nieve.
Precauciones: setiembre es el último mes para aplicar insecticidas y abonos. Al centro y al sur de
España (es decir, regiones donde las estaciones frías del año comienzan antes y remiten más tarde), desde mediados de noviembre se suspenden los riegos (al norte, desde octubre); se procura mantener la humedad ambiental baja para evitar los hongos; se asegura la circulación del aire por medio de un ventilador; se mantiene el invernadero limpio y desinfectado; se eliminan frutos, flores y hojas muertas; se intenta no provocar heridas a las plantas (por la posibilidad de entrada de agentes patógenos); se evita mantener las plantas unas junto a otras.
La distribución, ordenada alfabéticamente, se ha hecho teniendo en cuenta cuatro tipos de ambiente:
A – Muy calefaccionado - habitación (=> de +14°C),
B - Medianamente calefaccionado (de +7 a +12°C),
C - Poco calefaccionado (de -2 a +6°C),
D – Frío o abierto, protegido de la intemperie (<= de -3°C).
La lista contempla tanto cactáceas como suculentas no cactáceas, obviamente sólo de las especies más comúnmente cultivadas. Las temperaturas indicadas son sólo a título ORIENTATIVO, ya que la resistencia de una planta a las bajas temperaturas depende de una serie de factores asociados e interdependientes, entre los que se cuentan la humedad ambiental (cuanto más elevada, más calor será necesario aportar); la duración de una temperatura baja (soportada quizá por un lapso breve, pero letal si se prolonga o se repite); el estado de salud de la planta; el grado de aclimatación; la climatología local, etcétera. En caso de duda, especialmente con las suculentas no cactáceas, es mejor algunos grados de más que de menos.
Equivalencias entre grados
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