tradotto solo in parte.
…como trabajan, se reproducen, se adaptan al ambiente
Los factores del crecimiento
Los elementos que determinan el desarrollo de los plantas: el calor, el agua, la luz, el nutrimento, son entre ellos estrechamente interdependientes, en el sentido que si uno de ellos aumenta tienen que aumentar, claramente dentro de determinados límites, también los otros, y viceversa. Así, por ejemplo, si se riega de más es necesario también aumentar la luz, la temperatura y el nutrimento. Pero ya que cada planta tiene un propio equilibrio que oscila entre un límite mínimo, uno máximo y una posición optímale, en referencia a cada factor, consigue de ello que más factores alcanzan el nivel optímale menos influencia tendrán los que no lo alcanzan. Sin embargo, si algún elemento está debajo de lo mínimo, toda la actividad vegetativa se para, porque la planta no puede utilizar a nadie de los otros elementos que incluso tiene a disposición, ley de lo mínimo de Justo Liebig. Hace falta tener presentes que muchas plantas tienen límites bastante amplios y resultan tolerantes, así llamadas plantas fáciles, mientras otras lo son poco, plantas difíciles. Es importante, por lo tanto, conocer las condiciones climáticas que las plantas afrontan en su hábitat, sin que sea necesario recrear perfectamente aquellas condiciones, cosa sin embargo casi imposible.
Calor: es el factor que determina el crecimiento en cuánto condiciona las funciones vitales, regulando la intensidad. En cultivo, especialmente de invierno, las plantas son tenidas ligeramente a temperaturas más altas que en naturaleza, a causa de las dificultades que se encuentran a conseguir valores de humedades muy bajas. Por el verano la temperatura ideal es de 25-35°C., son toleradas puntas prójimas a los 40°C., pero bien sabiendo que a 50°C. las células vegetales empiezan a morir, si al alto calor no se acompaña una elevada ventilación. El descanso, a temperatura y a humedad del aire bajo, salvo alguna esporádica excepción, con escasa o nada suministro de agua, es indispensable a la floración de los cactáceas.
Agua: es la solución circulante, parte integrante de la materia viviente, manantial de equilibrio en la presencia de microorganismos, elemento esencial de la nutrición vegetal en cuánto permite la absorción de las sales minerales; es asumida por las plantas del suelo y en mínima parte por el aire. Mueren más plantas por demasiada agua que por demasiado poco, además es más fácil remediar en el segundo caso, antes que en lo primero. El exceso prolongado de agua ocupa los espacios vacíos entre las partículas del suelo, causa asfixia a las raíces y a putrescencia al fuste. Si se aprende a observar las plantas éstas indican, después del período de descanso, cuando ha llegado el momento de regarle, ya que presenta la zona superior más verde. Para evitar acumulación de calcio en el terreno, es buena regla siempre regar con agua pluvial, a lo mejor recogida por el techo y guardada a la oscuridad, para evitar el crecimiento de algas. El regar debe ser ejecutado a fondo y por la tarde, durante el período veraniego, mientras al principio de estación y en otoño es preferible cumplir la operación de primera mañana.
Luz: es el elemento indispensable a la función clorofílica a la formación de las sustancias orgánicas a partir de anhídrido carbónico y agua, a causa de la energía luminosa. En otras palabras es aquel proceso por el que los vegetales están capaces de capturar y almacenar la energía solar que será liberada al momento oportuno para activar numerosas y complejas reacciones químicas. Pero no todo las suculentas solicitan luz en la misma medida, algunas especies agradecen el lleno sol por todo el día, otras el sol filtrado por esterillas o redes, a imitación de lo que a hierbas y matorrales hacen en hábitat, por fin otras prefieren como la sombra y una elevada humedad les se halla en los yernos epifitos originarios de las selvas. Pero también las plantas amantes del sol se pueden quemar, si no se provee a acostumbrarle de modo gradual, tal como ocurre a nuestra piel de verano al mar o en la montaña.
Nutrimento: todos los seres vivientes necesitan de ello; la planta saca del terreno las sales minerales soltadas en el agua, y del aire el anhídrido carbónico. La ventilación es de primaria importancia por la formación de la sustancia viviente y por la regulación de la temperatura interior. De evitar son en cambio las corrientes de aire y le cuentas. El abono se practica a una concentración de la mitad con respecto de aquella indicada por el fabricante, y, en todo caso, según una relación que no debería alejarse mucho de Nitrógeno una parte, Fósforo dos partos, Potasio cuatro partos, a la dilución del uno por mil.
La ley del Liebig no es válida sólo para los factores de crecimiento, pero también por los elementos nutritivos, por cuyo si un elemento fertilizante escasea, toda la producción vegetal padece, conformándose al fertilizante presente en medida menor. Las plantas, sin alguna excepción, no deben ser nutridas ni durante el descanso vegetativo, ni después de un trasplante. Para mayores informaciones consultar la página Practicas Culturales.
Enfermedades: pueden ser en un primer momento causa de detención en el crecimiento y, sucesivamente, de muerte de la planta, por lo cual es necesario un atento control para que no se desarrollen.
Los parásitos animales más comunes son las cochinillas que se anidan a lo largo del fuste y entre las raíces. La lucha se comporta con rociaduras y regaduras al 2 por mil de uno de los muchos productos específicos que es posible encontrar en comercio (a base de diazinon.)Peligroso también es la araña roja que se combate con insecticidas sistémicos, acaricidas y nebulizaciones de agua.
Entre las enfermedades criptogámicas, los daños más graves son causados de las podredumbres y de los mohos, en presencia de mantillo con demasiada sustancia orgánica y exceso de humedad. Si el ataque proviene de las raíces, generalmente no hay remedio, porque la enfermedad ya se habrá propagado al fuste; si en cambio es a nivel del cuello, se puede intentar la remoción de la parte enferma, la desinfección con azufre cobrizo, la cicatrización, y por fin el trato cómo esqueje. Fundamental es la prevención, de actuar con anti criptogámicas sistémicos.
Contra los parásito animales y vegetales deberían, de costumbre, ser suficientes dos aplicaciones líquidas con los productos sobre indicados, de ejecutar uno al principio y a uno al final de la estación de crecimiento. Personalmente pienso no estropeas también ejecutar a los primero de diciembre un suministro en polvo mezclando un anti criptogámico y un antiparasitario a ancho espectro. Para mayores informaciones consultar la página sobre las Enfermedades. Es preferible tener separadas las plantas a crecimiento veraniego de las a crecimiento invernal (algunas especies no aclimatadas hemisferio austral).
Como se reproducen
La floración: es el incomparable instrumento que la Naturaleza ha producido con el objetivo de perpetuar la especie, y que mucha alegría y satisfacción sabe donar a quién, como nosotros, cultivamos las plantas gordas por pasión
La flor es constituida esencialmente:
- de el cáliz que sitio sobre el tallo, al exterior, y que protege los delicados órganos de la flor. Comprende los sépalos, los que si de color diferente del verde se llaman tépalos;
- de la corola comprendiente los pétalos a menudo llamativos para llamar a los insectos;
- del androceo, órgano masculino con estambres, comprendiente el filamento y la antera que contiene el polen formado por muchos granos polínicos;
- del gineceo órgano femenino, comprendiente el ovario con al interior los óvulos; hacia arriba el ovario acaba con el pistilo constituido del alambique y del estilo o estigma.
La floración también es índice de alcanzada madurez de parte de la planta y se cumple en edad muy diferente de una especie a otra sobre la base de las informaciones que la planta recibe del propio patrimonio genético. Tenemos así la Rebutia que florece después de pocos meses de la siembra, pero tiene una vida breve, mientras por la Carnegiea hace falta esperar 40-50 años, pero tiene una vida de más de un siglo. Los Melocactus florecen en correspondencia de la emisión de el cefalio que pone también punto final al crecimiento, mientras que algunos yernos solicitan el logro de una determinada altura. Por el agave, Aeonium tabulaeforme, Sempervivum la floración señala la próxima muerte de la planta, yernos/especies monocarpicas. En cultivo una planta genéticamente madura puede no florecer también como por toda una serie de factores negativos la descompensación en los factores de crecimiento o algunas enfermedades. Muchas especies para florecer tienen que haber observado un cierto largo del día y ser sometidos, por un determinado período, a bajas temperaturas, seguidas por otros más elevados (choque térmico). Esta técnica a menudo es usada por los cultivadores por el esfuerzo de las plantas ornamentales.
Varios estudios y experimentos hacen pensar que un aumento de las auxinas conduzca a un incremento de las flores femeninas en las plantas monoicas, contrariamente a cuánto ocurre con las gibberellinae. Algunos tratos hormonales también han permitido la inversión de sexo en las plantas dioicas.
La mayor parte de las plantas actúa la fecundación cruzada (heterogamia) facilitándola con oportunos mecanismos como llevar a maduración estambres y pistilos en épocas diferentes, o bien posicionándolos de modo que el polen no pueda venir en contacto con el estilo.
¡Descubierto el secreto de las flores! ¿Cómo se transmite la información que dice a todas las flores de cierta variedad que ha llegado la hora de brotar, así de poderse polinizar recíprocamente y permitir la perpetuación de la especie? Por unos setenta años éste ha sido el interrogante que todos los botánicos se han puesto. Hay quien ha hablado de no bien definidos "mensajeros", quién de una hormona, quizás unas gibberellinae, quién, en épocas siguientes, de un equilibrio entre sustancias azoadas y carbohidratos. Todas estas teorías no han encontrado nunca una confirmación científica. Recientemente un equipo de científicos japoneses, suecos, alemanes y americanos han dado al interrogante una respuesta cierta, valiéndose instrumentos de la biología molecular, que los ha llevado a la lectura de los genios.
Los "sensores" presentes en la planta están capaces de reconocer la temperatura y la duración del día o la noche, por lo cual cuando las condiciones son propicias, un gen produce una proteína llamada Ft ( flowering locus T) y ésta es transportada por las macetas linfáticas del floema, hasta el ápice del botón, donde otro gen reconoce la proteína y pone en marcha el mecanismo de la floración.
Es un gran descubrimiento, capaz de también traer notables ventajas en tema de repoblación. Los cultivadores suelen inducir algunas plantas a la floración por la técnica del "esfuerzo", que aspira a en variar artificialmente la iluminación y la temperatura en invernadero, pero de modo empírico y sin saber el "por qué" y el "como" el fenómeno se averigua.
La polinización. Cuando un grano de polen maduro, se deposita sobre el estigma, también maduro, de una flor de la misma especie, éste brota, se hincha, y emite el tubo polínico que se alarga cada vez más dentro del alambique así de recorrerlo todo hasta llegar en la cavidad del ovario y dirigirse hacia un óvulo al que se pega introduciéndose en el micrópilo. En el ínterin el núcleo generativo del polen forma dos células espermáticas que se colocan a la extremidad del tubo polínico, uno de los que penetra el costal embrionario y se une con la célula huevo; los dos núcleos se derriten: es la fecundación que empieza enseguida la formación del embrión.
El otro núcleo espermático entra en el endospermo primario, se derrite con los dos núcleos polares y forma un tejido nutritivo copia dentro de la semilla constituida por uno o dos hojas embrionarias llamadas cotiledones.
El ovario crece de dimensión y constituirá el fruto, mientras que los óvulos se convertirán en semillas.
La fecundación artificial. El hombre explota estos conocimientos para intervenir artificialmente así que conseguir razas más bonitas, resistentes y productivas.
Se elige la flor de la que se quiere conseguir el fruto; con adecuados alicates se apartan los estambres todavía inmaduros (castración), así de no permitir la autofecundación; se protege la flor con una bolsita de gasa; cuando el estigma se presenta bien al aire libre, brillante y viscoso, índice de madurez, se fecunda lo con del polen maduro, no aglutinado, de la flor elegida; se introduce de nuevo la bolsita; se aplica a la flor una etiqueta con la fecha y el nombre de la planta madre y de el padre. Esta primera generación se llama F1, que no es normalmente excepcional por que se procede a menudo con siguientes cruces.
En Naturaleza la polinización de las plantas gordas ocurre a obra de los casamenteros constituida por insectos, pájaros, murciélagos que en cultivo no hay a menudo, sin embargo el viento puede proveer a crear híbrido a través de cruces indeseados entre yernos y especies diferentes, que en los lugares de origen, da la lejanía, no se averiguarían nunca. Quien tiene interés a mantener la pureza de la raza protegerá las flores con una gasa a trama espesa o bien podrá encapuchar con ella toda la planta, si las dimensiones lo permiten. Por ulteriores informaciones ves F.A.Q. n.1
I frutti: traggono origine dalla trasformazione dell'ovario, hanno all'esterno il pericarpo ed all'interno i semi costituiti da ovuli fecondati. Possono assumere forma diversa a seconda della famiglia o della specie. Avremo così la bacca, l'achenio, il follicolo, la capsula, la drupa, limitandoci alle forme più comuni nelle succulente.
La Bacca, tipica delle cactacee e di molte altre succulente, può essere polposa o secca, deiscente o indeiscente. Di norma ha il pericarpo carnoso e l'epicarpo membranoso.
L'achenio, tipico delle Compositae e delle Moraceae, è un frutto secco, indeiscente con pericarpo coriaceo che avvolge il seme senza aderire ad esso.
Il follicolo, tipico delle Crassulaceae, Apocynaceae, Asclepiadaceae è un frutto costituito da un solo carpello in grado di aprirsi in senso longitudinale e liberare così i semi forniti di pappo trasportabili dal vento.
La capsula, caratteristico frutto secco deiscente, può assumere forme e comportamenti diversi: a tre lobi come accade nelle Euphorbiaceae; in grado di aprirsi con la pioggia e chiudersi con l'asciutto come avviene nelle Mesembryanthemaceae; a più loculi come nel caso di molte Aloaceae.
La drupa è un frutto con pericarpo polposo all'esterno e legnoso all'interno, è tipica di molte succulente appartenenti alle famiglie delle Anacardiaceae, di molte Arialiaceae, Apocynaceae e Burseraceae. Vedi raccolta dei semi.
Informazioni sulla raccolta dei semi.
Il seme e la sua germinazione. Il seme si compone di un involucro con al suo interno l'embrione che è un abbozzo della pianta che diventerà un giorno. Una volta maturo entra in una fase di riposo, ovvero di latenza fino a quando non incontrerà condizioni di temperatura, umidità, illuminazione, ossigenazione adatte. Un embrione ben conformato e sufficienti sostanze di riserva lo faranno germogliare e dare così vita ad una nuova pianta. Le sostanze di riserva risultano ottimali quanto migliori sono le condizioni vegetative in cui trovasi la pianta madre al momento della riproduzione. Altro elemento fondamentale è la maturità morfologica e fisiologica del seme che normalmente si verifica allorchè il frutto giunge a maturazione che per alcuni coincide con la deiscenza (apertura).
La fase di vita latente, a seconda della specie, può durare alcuni mesi, anni e persino qualche secolo, dopo di che l'embrione muore. La ragione di ciò sta nella composizione delle sostanze di riserva, e quindi nella più o meno rapida ossidazione delle sostanze grasse. Questo processo può essere rallentato conservando i semi in atmosfera secca e a basse temperature.
Taluni semi per germogliare devono attendere la scomparsa di alcune sostanze chimiche inibitrici; fra i fattori esterni necessari già citati ricordiamo l'acqua, che oltre a dare l'avvio all'intero processo serve a rompere i tegumenti dei semi duri ed impermeabili. Il seme, durante il rigonfiamento, necessita di ossigeno affinchè il processo metabolico possa avere inizio. Anche la temperatura riveste un ruolo importante, basta pensare alla vernalizzazione, necessaria per i semi delle cosiddette piante da freddo. Per molti semi anche la luce riveste un ruolo di rilievo anche se è sufficiente un'illuminazione di pochi lux e per tempi brevi. I semi che per germinare esigono la luce sono chiamati fotoblastici e costituiscono circa il 70% delle specie, al contrario quelli che la rifuggono si chiamano afotoblastici.
La possibilità che hanno le piante di colonizzare una determinata regione dipende dal fenomeno della disseminazione sia del frutto che del seme ad opera del vento e degli uccelli.
La dormienza oltre che nel seme si manifesta anche in altri organi vegetativi, tipicamente in quei territori ove esiste una stagionalità, ove periodicamente si manifestano condizioni avverse al metabolismo. Le cause vanno ricercate nel freddo e nella mancanza di pioggia, per cui le gemme apicali diventano impermeabili e le piante riducono al minimo la traspirazione divenendo tanto più resistenti al freddo quanto minore è il contenuto in acqua dei tessuti.
Quando le condizioni sono propizie, il seme assorbe l'acqua, si gonfia, rompe il tegumento, il meristema radicale si attiva, ne fuoriesce la radichetta che, per effetto del geotropismo positivo, penetra nel terreno, poco dopo altrettanto farà il meristema apicale del fusticino, ne esce la piumetta che, per effetto del geotropismo negativo, si dirige verso l'alto alla ricerca della luce. Presto si formano i peli radicali con i quali il semenzale comincia ad assorbire. Non ha ancora delle vere foglie verdi con le quali produrre materia organica, per cui alla nutrizione provvedono le sostanze accumulate nel seme. Un apice normale si forma solo in presenza di un'adeguata illuminazione. Con luce scarsa la plantula stenta a distendersi, mentre abnorme è l'allungamento del fusticino. Con l'avvio del processo fotosintetico la giovane plantula diventa autonoma e si accresce secondo le informazioni contenute nel suo patrimonio genetico.
Controllo del ciclo vitale. Il ciclo vitale di una pianta è la conseguenza di complesse interrelazioni fra le informazioni genetiche e l'ambiente. Ad ogni stadio di sviluppo di una pianta, ci sarà uno o più ormoni in grado di regolarne l'attività.
L'acido abscissico (ABA) è un inibitore in grado di attivarsi in concentrazioni di una parte su 5 milioni, sovraintende alla dormienza dei semi e delle gemme, come accade a quelli del deserto che solo una forte pioggia può asportare, oppure forti gelate, come avviene per i semi delle regioni fredde. Le gemme invernali dormienti di molte piante contengono elevati livelli di questa sostanza che diminuisce col risveglio primaveraile, ma forse la principale funzione è quella di aiutare le piante a conservare l'acqua in periodi di siccità e di renderle più resistenti al congelamento, gli si riconosce anche l'azione della caduta delle foglie e dei frutti.
Le gibberelline sono ormoni presenti nei meristemi apicali e subapicali dei fusti e foglie giovani, stimolano invece la germinazione dell'embrione, sono in grado di far crescere in modo impressionante le piante nane e di favorirne la fioritura; il trasporto è operato dai fasci vascolari senza che un rilevante accumulo possa produrre danni. Se ne conoscono una sessantina identificabili con le lettere GA seguite da un numero, tuttavia solo alcune di esse sono presenti su ogni individuo. Sono assai simili fra loro ma la pianta è in grado di distinguerle e di reagire in modo abnorme ad alcune e di restare insensibile ad altre.
Le auxine, dette ormoni vegetali della crescita, reagiscono in modo diverso a seconda della loro concentrazione e dell'organo a cui sono applicate, sembra abbiano la capacità di far dirigere la radichetta verso il basso ed il fusticino verso la luce in senso contario alla prima, per cui hanno anche un controllo sul fototropismo. Sovraintendono alla dominanza apicale per cui una gemma in fase di crescita in cima ad un fusto impedisce lo sviluppo alle gemme laterali poste più in basso dello stesso fusto; provvedono alla ramificazione ed alla emissione delle radici come accade con le talee, in quanto le cellule del fusto contengono tutte le informazioni necessarie a formare le parti mancanti di una pianta. Inducono alla formazione di etilene col compito di stimolare la crescita di nuove radici avventizie e controllano l'abscissione (caduta) delle foglie e dei frutti.
La citochinina è una sostanza chimica che regola la divisione cellulare, è in grado di arrestare il processo di invecchiamento degli organi intervenendo sul trofismo, è presente nelle radici, nei semi e nei frutti.
L'etilene è l'unico fitormone sotto forma gassosa che nella concentrazione di una parte su 6.000.000 provoca la deformazione nelle plantule, favorisce la caduta delle foglie, interrompe la dormienza nei semi e nelle gemme apicali, accelera la maturazione dei frutti, fiori e foglie.
Si pensa che auxina e citochinina permettano la ramificazione in seguito alla cimatura della cellula apicale (dormienza apicale). L'interazione dell'auxina con la citochinina sovraintende all'equilibrato sviluppo della parte aerea e di quella sotterranea. E' ancora l'auxina con la gibberellina a controllare il processo di differenziazione fra il trasporto della linfa eleborata (floema) e quello di acqua e sali minerali (xilema).
Un fiore impollinato e fecondato è in grado di produrre un frutto, solo se auxina e gibberellina stimolano le cellule dell'ovario a moltiplicarsi e a ingrandirsi. In autunno i frutti e le foglie, sotto l'azione di ormoni fra i quali l'auxina (IAA) e forse le citochinine e l'acido abscissico, subiscono un processo di senescenza che termina con la formazione di uno strato di abscissione alla base del picciolo; l'azione di enzimi distrugge questo strato e consente a frutti e foglie di cadere. La pianta rallenta il metabolismo, le nuove gemme entrano in dormienza, tutto è pronto per sopportare i rigori dell'inverno in attesa del risveglio che avverrà quando la temperatura si sarà innalzata e le giornate allungate.
La pianta riconosce la stagione in base ad un elemento che considera stabile: la lunghezza della notte. Così le piante longidiurne fioriscono quando il giorno raggiunge una determinata lunghezza; quelle brevidiurne quando scende sotto un certo valore considerato critico; le piante neutrodiurne, invece, fioriscono in funzione della maturità raggiunta senza tener conto delle ore di luce. Perché ciò funzioni occorre che le piante possano misurare il trascorrere del tempo, cosa che fanno con una specie di orologio biologico interno, anche in assenza di segnali forniti dall'ambiente (ritmi circadiani); la luce la rilevano mediante un pigmento-ormone chiamato fitocromo, questo è di colore azzurro ed è in grado di indurre la germinazione dei semi, l'eziolamento, la sintesi della clorofilla, e la dormienza delle gemme, è presente sulle foglie e nei semi e in minor misura in tutte le altre parti del vegetale. I ritmi circadiani sono alimentati dal processo respiratorio e sono osservabili anche fra le succulente come accade nell'apertura e chiusura dei fiori di Kalanchoe blossfeldiana e nell'emissione di anidride carbonica di Bryophyllum fedtschenkoi.
Ciclo giornaliero. Per sopravvivere in ambienti ostili le succulente hanno escogitato processi metabolici che differiscono da quanto, di norma, fanno tutte le altre piante.
Ciclo C.A.M. (Metabolismo acido delle Crassulacee). Di notte le piante grasse, a stomi aperti, assumono anidride carbonica endogena che conservano sotto forma di acido malico grazie ad un particolare enzima (PEPC). Di giorno l'anidride carbonica viene liberata dall'acido malico, gli stomi sono chiusi, si evitano così perdite di acqua dovute al calore, e si permette comunque alla luce di attivare la fotosintesi e la relativa formazione di zuccheri, con sviluppo di ossigeno e consumo di CO2. Le piante CAM utilizzano per la fotosintesi sia l'anidride carbonica atmosferica che quella interna proveniente dalla respirazione. Questo ciclo è tipico delle Agavaceae, Aizoaceae, Asclepiadaceae, Asteraceae, Bromeliaceae, molte Cactaceae, Crassulaceae, Cucurbitaceae, Didieraceae, Euphorbiaceae, Geraniaceae, Labiatae, Liliaceae, Oxalidaceae, Orchidaceae, Piperaceae, Portulacaceae, Vitaceae.
Ciclo C3. Detto anche ciclo di Calvin è costituito da una serie continua di reazioni che conduce il biossido di Carbonio, durante la fase oscura della fotosintesi, a fissarsi in carboidrati. Poichè il primo prodotto chimico di fissazione della CO2 è una molecola a 3 atomi di carbonio, le piante che lo utilizzano sono dette C3. Tale processo provoca una perdita di anidride carbonica con pregiudizio nella crescita che è tanto maggiore quanto più elevata è l'intensità luminosa.
Ciclo C4. Alcune piante tropicali hanno sviluppato un altro efficace modo di catturare l'anidride carbonica mediante una sua pre-fissazione a cui fa seguito un trasferimento al ciclo di Calvin (C3). Queste piante fissano l'anidride carbonica formando acido malico mediante un enzima che non si lega all'ossigeno e dalla cui reazione si ottiene un composto a 4 atomi di Carbonio (C4).
La crescita della pianta. Nelle Angiosperme distinguiamo la radice e la parte aerea. La prima fissa la pianta al terreno, assorbe acqua e sali minerali, conserva lo zucchero in eccesso, distribuisce acqua, sali, zucchero e ormoni a tutta la pianta. La parte aerea provvede alla fotosintesi, al trasporto dei materiali, alla riproduzione, alla sintesi degli ormoni.
Le piante crescono per tutta la vita, tuttavia quella in altezza avviene a favore della parte alta, mentre le parti già sviluppate non si accrescono in questo senso. Trattasi di crescita primaria che si realizza per divisione delle cellula meristematica, dove una cellula resta tale, mentre l'altra forma le parti permanenti della pianta. La crescita secondaria avviene per divisione delle cellule del meristema laterale che provvede allo sviluppo in larghezza.
I sistemi di trasporto nelle piante. Le piante, per mezzo dei peli radicali, acquisiscono gli elementi nutritivi di natura inorganica (nitrati e sali ammoniacali) sotto forma di ioni (atomi) dalla soluzione circolante la cui pressione osmotica è minore di quella della linfa. Gli ioni utili alla pianta, dopo aver superato una barriera protettiva, si fanno strada tra le cellule, internandosi nella radice fino a raggiungere la cavità di lunghi tubi capillari (xilema) che percorrono il fusto e si distribuiscono ai rami, alle foglie (laddove presenti) e a tutti gli altri organi. Questo processo richiede oltre alla presenza dell'ossigeno anche un certo range di temperatura. Lo xilema costituisce un complesso tessuto vascolare formante l'apparato conduttore per la linfa greggia (acqua e sali). La linfa viene in parte assorbita dai tessuti circostanti e in parte dalle cellule delle foglie.
Le foglie sono provviste di numerose piccole aperture, stomi attraverso i quali l'aria e l'anidride carbonica assorbite, possono circolare attraverso gli spazi intercellulari esistenti nei tessuti fogliari. Il movimento osmotico dell'acqua comanda il meccanismo di apertura e chiusura degli stomi ad opera di due cellule di guardia. Le piante grasse al fine di limitare le perdite di acqua che avvengono per effetto della traspirazione, hanno ridotto il numeri degli stomi, la qualcosa ha però come risultato un rallentamento nella crescita a causa della minore quantità di anidride carbonica assorbibile. Le cellule fogliari contengono dei granuli, chiamati cloroplasti, ricchi di clorofilla i quali utilizzano l'energia luminosa del sole per combinare l'acqua con l'anidride carbonica, così da ottenere l'amido (idrato di carbonio) con liberazione di ossigeno. L'amido a sua volta non si accumula nei cloroplasti ma si trasforma in zuccheri solubili, i quali attraverso un secondo canale conduttore, floema reca la linfa elaborata, che per osmosi abbandona gradualmente l'apparato conduttore, per nutrire tutte le cellule della pianta.
La morte della pianta. Alcune piante vivono lo spazio di una stagione, altre per millenni, ma la morte naturale è un destino ineluttabile nelle piante pluricellulari a causa della differenziazione delle cellule somatiche deputate a svolgere determinate funzioni e del processo degenerativo che ne segue. La senescenza delle cellule è determinata da un accumulo di tossine che conduce al danneggiamento subcellulare degli organuli, per cui muoiono causando con esse, anche la morte del soggetto. In qualunque stadio della vita vegetale esistono cellule vecchie, nuove, più o meno differenziate, e cellule morte.
La causa di morte delle piante annuali va ricercata nella mancanza di organi duraturi incapaci di resistere alla stasi invernale. Alcune piante erbacee, fornite di organi sotterranei di riserva, sono in grado di sopravvivere anche se muore la parte aerea. Molte piante che nel loro habitat naturale sono considerate perenni, coltivate in altri ambienti si comportano come annuali.
Malattie: possono essere dapprima causa di arresto nella crescita e, in seguito, di morte della pianta, per cui è necessario un attento controllo affinché non si sviluppino.
I più comuni parassiti animali sono le cocciniglie che si annidano lungo il fusto e fra le radici. La lotta si conduce con spruzzature e annaffiature al 2 per mille di uno dei tanti prodotti specifici che è possibile trovare in commercio (p.e. a base di diazinone). Pericoloso è anche il ragnetto rosso che si combatte con insetticidi sistemici, acaricidi e nebulizzazioni d’acqua.
Fra le malattie crittogamiche, i danni più gravi sono causati dai marciumi e dalle muffe, in presenza di terriccio con troppa sostanza organica ed eccesso di umidità. Se l’attacco proviene dalle radici, in genere non c’è rimedio, perché la malattia si sarà già propagata al fusto; se invece è a livello del colletto, si può tentare l’asportazione della parte malata, la disinfezione con zolfo ramato, la cicatrizzazione, ed infine il trattamento come talea. Fondamentale è la prevenzione, da attuare con anticrittogamici sistemici.
Contro i parassiti animali e vegetali dovrebbero, di norma, essere sufficienti due applicazioni liquide con i prodotti sopra riportati, da eseguire una all’inizio, ed una alla fine della stagione di crescita. Personalmente penso non guasti eseguire ai primi di dicembre anche una somministrazione in polvere mescolando un anticrittogamico ed un antiparassitario a largo spettro.
Per maggiori informazioni consultare la pagina sulle Malattie.
E’ preferibile tenere separate le piante a crescita estiva da quelle a crescita invernale (alcune specie non acclimatate dell’emisfero australe).
Adattamento all'ambiente. I vegetali crescono in ogni parte del mondo dimostrando di poter sopportare una vasta gamma di condizioni climatiche. Tuttavia piante con un determinato habitat non possono certo sopravvivere in un ambiente del tutto diverso, poichè ogni individuo ha sviluppato certe caratteristiche che lo rendono adatto alle condizioni climatiche del luogo. Per giungere a questi risultati le piante hanno dovuto modificare sia la struttura fisica che i meccanismi fisiologici e biochimici.
Quando le piante hanno lasciato le acque dove vivevano per colonizzare la terraferma, hanno dovuto affrontare e risolvere una molteplicità di problemi: sviluppare una struttura di sostegno; impedire le eccessive perdite di acqua consentendo al tempo stesso gli interscambi gassosi; proteggere i delicati organi riproduttivi; perfezionare i meccanismi di adattamento alle variabili condizioni climatiche in rapporto alla stagionalità; inventarsi un sistema di trasporto delle sostanze minerali nutritive attraverso le varie parti dell'organismo; assicurare la riproduzione nel periodo più adatto; dare protezione e alimento alle giovani plantule. Tutto ciò ha comportato grosse modifiche al metabolismo ed ha reso necessaria l'acquisizione di strutture sensorie e la messa a punto di un preciso orologio biologico interno. Oltre al tempo le piante sono in grado di misurare la gravità, la temperatura, la luce, si nutrono, respirano, combattono le infezioni ed in alcuni casi entrano in simbiosi con funghi e batteri. Si possono rigenerare in vari modi anche utilizzando singole cellule, stando a significare che ognuna di esse contiene le informazioni genetiche per ricostituire qualunque parte della pianta. La cellula vegetale rappresenta perciò il "mattone" col quale sono costruiti tutti gli organismi che in seguito alla differenziazione ed alla divisione cellulare permettono lo sviluppo di un nuovo individuo.
Le piante vivono in competizione sia con l'ambiente che con gli altri vegetali per la conquista della luce, dello spazio e delle sostanze nutritive, elementi necessari alla loro sopravvivenza.
Alleanza fra piante, insetti e uccelli. La simbiosi mutualistica più conosciuta è quella tra insetti impollinatori e piante entomofile. L'attività degli insetti è indispensabile a molti vegetali per la produzione dei semi; in cambio i vegetali forniscono polline e nettare. Un'attività simile la esplicano i colibrì (ornitogamia) ed i pipistrelli (chirotterogamia) ad esempio nei confronti del saguaro il cui fiore aprendosi di notte e per poche ore non potrebbe altrimenti essere fecondato.
Altra simbiosi è quella fra le formiche e le Myrmecodie (Rubiaceae), ove le formiche trovano riparo e nutrimento nelle cavità del caudice, proteggendo in cambio la pianta dagli attacchi di specie fitofaghe dannose. Un tipo particolare di simbiosi è pure quello offerto dalle galle, cioè da uno sviluppo abnorme di cellule o tessuti ad opera di un parassita che può essere un nematode (radici), un batterio, un fungo, un acaro o un insetto. La galla oltre che sulle radici può svilupparsi anche sulle gemme, foglie, infiorescenze, frutti. Non sono stati ancora chiariti i rapporti fra il secreto dell'insetto e i tessuti della pianta, quel che è certo è che il secreto viene iniettato dalle femmine unitamente all'uovo oppure dalla larva stessa attraverso le ghiandole salivari.
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