CARACTERÍSTICAS Se llaman PLANTAS CRASAS, o más correctamente suculentas, a las plantas con tallo, ramas, hojas y/o raíces capaces de acumular agua en sus tejidos, con el objeto de sobrevivir a largos períodos de sequía, y no justamente porque contengan grasas. Por esta razón, “suculentas” (no en el sentido de gustosas) es el nombre más correcto desde el momento que las reservas están constituidas por jugo (del lat. Sucus). Sin embargo, desde hace tiempo en algunos países –entre ellos Italia-, se ha generalizado el término plantas crasas, por lo cual no será fácil cambiarlo. Es usual hacer la distinción entre cactáceas y suculentas no cactáceas para referirse, por un lado, a las plantas pertenecientes a la familia de las cactaceae y por otro, a todas las otras familias. A menudo se denominan cactus a plantas que no lo son, como sucede con ciertas Euphorbias columnares y arborescentes. En estos casos, bastaría punzar la planta con una aguja para ver salir un líquido lechoso y blanco, revelador de una planta perteneciente, en la mayoría de los casos, a la familia de las Euphorbiaceae y no a la de las Cactaceae. Las plantas de hojas suculentas, en sus numerosas formas, son típicas de zonas con aridez no demasiado prolongada. Tienen la capacidad de almacenar agua en las hojas para sobrevivir durante los períodos secos, llegando al marchitamiento o incluso a la pérdida del follaje como medida extrema de defensa. Las especies de tallo suculento son aquellas a las cuales pertenecen la mayor parte de las cactáceas, que en su mayoría presentan hojas transformadas en espinas con el fin de reducir la transpiración. Los tallos son globulares, columnares, de color verde a causa de la clorofila. Las caduciformes tienen un engrosamiento (caudex) en la base del tallo. Este engrosamiento puede encontrarse tanto a nivel del suelo como semienterrado. Algunas especies típicas de las regiones desérticas, han desarrollado la capacidad de reserva líquida en sus raíces, que se presentan tuberosas y fibrosas. Presentan la característica de extenderse mucho en ancho pero poco en profundidad, permaneciendo cerca de la superficie para gozar así del rocío nocturno. A menudo la parte aérea muere mientras que las raíces son capaces de sobrevivir y reconstituir la planta cuando las condiciones climáticas vuelven a ser propicias. CACTÁCEAS Se trata de una familia de plantas crasas xerófitas (adaptadas a ambientes áridos) que incluye cerca de 100 géneros y dos mil especies (10.000 variedad), la mayoría de tallo suculento (caulescentes), de forma globular, columnar, cespitosa, en pala, pendular, rastrera, arborescente, articulada, acostillada o tuberculosa; de superficie espinosa o glabra (desnuda), y de sección estrellada, circular u oval. Las dimensiones varían desde aquellas de una altura o diámetro de algunos centímetros, hasta las que ostentan un diámetro de un metro y una altura de varios metros. La epidermis del tallo está recubierta por una película cerosa que tiene por objeto reducir la transpiración. Las espinas, que son hojas modificadas, se presentan con una enorme variedad de forma, espesor, longitud, consistencia, textura, número, color, sección y disposición. Tienen una estructura superficial, que no está íntimamente ligada al tejido subyacente, del mismo modo que ocurre con las rosas. El elemento que identifica a esta familia es la aréola, una especie de suave cojín del que emergen espinas, púas, cerdas, pelos. Cumple la misma función que las yemas de las otras plantas. Los cactus acostillados tienen las aréolas a lo largo de las crestas de las mismas costillas. Los que tienen follaje, presentan las aréolas en las axilas de las hojas. Los cactus con tubérculos, presentan las aréolas sobre los vértices de estos. En las aréolas se originan también las ramas y las flores, las que se pueden situar cerca del ápice o alejado de él. Algunos géneros, cuando alcanzan la madurez, desarrollan un cefalio (una acumulación de cerdas y lanosidad), que unos presentan sobre el ápice y otros a lo largo del tallo. Las hojas son persistentes sólo en la subfamilia Pereskioideae, una forma en transición que no es considerada una verdadera suculenta. En las Opuntioideae, las hojas pueden ser muy pequeñas y caer muy pronto, o presentarse en cambio grandes y persistentes. Los gloquidios son también típicos de las Opuntias: pequeñísimas espinas que se separan de la planta muy fácilmente, y quedan firmemente adheridas a las partes que han tenido la mala suerte de tocarlas. Las raíces pueden ser largas y superficiales o más breves pero tuberosas. Las flores, en su mayoría con simetría radiada (dividida en partes iguales sobre planos diferentes), pueden ser solitarias o en corona, grandes o pequeñas, pero sin una diferenciación neta entre el cáliz y la corola. En general duran pocas horas, pero no faltan excepciones. Para muchas especies, la floración ocurre durante la primavera; pero hay casos notables de floración en verano, otoño e incluso durante el invierno. Las flores emergen de una yema vegetativa modificada, y aunque son hermafroditas, rara vez resultan auto fertilizadas (auto incompatibilidad). El fruto, producto de la transformación del ovario y el pericarpio, está casi siempre representado por una baya (fruto bacciforme) carnosa, a veces seca; frecuentemente indehiscente (que no se abre espontáneamente cuando está maduro) y que lleva en su interior semillas de diverso tamaño y en cantidad discreta. Las cactáceas son típicas del continente americano, desde Canadá hasta la Patagonia (Argentina), abundantes sobre todo en las estepas, praderas y zonas semidesérticas, aunque también se extienden por la Cordillera de los Andes, incluso más allá de los 3.000 metros de altitud. Un limitado número está constituído por especies epífitas, adaptadas al clima cálido y húmedo de los bosques tropicales y subtropicales. (Ver. Cactus Epífitos). Para más información, haz clic en: Los ambientes, Cactáceas, Suculentas, Prácticas de cultivo.
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