Esperanzas, alegrías, desilusiones de cada aspirante a cultivador
Este texto es el fruto de un paciente trabajo de recopilación de las experiencias de muchos apasionados y mías. No ha sido fácil mediar entre puntos de vista y prácticas que a veces aparentan oponerse. Es necesario tener presente que cada cultivador madura experiencias personales y trabaja en condiciones climáticas distintas, al punto que se suele decir que hay tantos métodos de siembra como cultivadores.
Las jóvenes plántulas se secan si no se las mantiene húmedas, pero se pudren si se las riega demasiado; necesitan una orientación muy luminosa, pero se queman si se las expone al sol: un bello rompedero de cabezas. Soy un convencido sostenedor de la utilidad de construirse un GERMINADOR para afrontar la siembra de un modo sistemático, ofrecer a las semillas un ambiente adecuado para su desarrollo, y hacer lo posible para que, a la llegada del invierno, las plantitas estén lo suficientemente desarrolladas como para poder afrontar la estación fría sin mayores problemas. Las plántulas podrían, sin embargo, ser mantenidas exitosamente en vegetación incluso durante su primer invierno. Esto supondrá asegurar una adecuada temperatura e iluminación, al mismo tiempo que hará necesario un módulo de cultivo autónomo.
1 – LAS CONDICIONES
Las siembras se pueden realizar en cualquier estación del año, con la condición de garantizar las mejores condiciones de luz (8.000-15.000 lux por 13-15 horas), calor, humedad, circulación de aire, suelo y apropiada edad de las semillas. La luz natural es la mejor, pero en nuestras latitudes resulta insuficiente para la siembra invernal, y por eso se recurre a la artificial. Considerando que los proveedores entregan las semillas que han madurado durante la estación anterior, en los primeros meses del año; que cuanto antes se las utilice mejor será (salvo algunas excepciones); que sembrando enseguida se alarga el tiempo de crecimiento, debemos concluir que el período que va de enero a marzo es en general utilizado por quienes poseen un germinador, mientras que los meses de abril a mayo son los preferidos para quien disfruta del calor y la luz naturales. Personalmente, y a pesar de poseer un germinador bien equipado, prefiero sembrar entre finales de marzo y los primeros días de abril. En este caso, la calefacción artificial entra en funcionamiento sólo durante las noches frescas (todavía presentes en esta estación), mientras que para iluminar, es más que suficiente la luz solar. Aconsejo fervientemente a quienes posean un invernadero, aunque sea mínimo, colocar el germinador en su interior. En caso de necesidad, se puede limitar la irradiación solar extendiendo una hoja de diario sobre el módulo de cultivo.
Como norma, en el período previo a la germinación, se conserva una atmósfera constante, con una humedad próxima al 100%1, y una temperatura en torno a los 25° C. de día, con 13 horas de luz brillante indirecta, y de 18-20° C. durante la noche (imitando lo que sucede en la naturaleza). Para las excepciones, la empresa Mesa Garden aconseja: ;- 22° C. de día, con 13 horas de luz y 17° C. de noche para: Ancistrocactus, Blossfeldia, Echinofossulocactus, Frailea, Lobivia, Notocactus, Oroya, Pyrrhocactus, Rebutia.
- 38° C. de día, con 13 horas de luz y 17° C. de noche, más la escarificación2 para Opuntia, Tephrocactus, Grusonia, Adansonia, Manihot, Jatropha, Brachychiton.
- 17° C. de día, con 11 horas de luz y 17° C. de noche en otoño e invierno para: Tylecodon, Sarcocaulon, Dioscorea. Agradecen temperaturas elevadas diurnas sobre los 17-20° C., las semillas de: Crassula, Duddleya, Sedum, Adromiscus, Cotyledon, Graptopetalum, Kalanchoe, Pachyphytum, Sempervivum, Tacitus, Anacampseros, Parodia, Echinocereus, Echeveria, Argyroderma, Cheiridopsis, Conophytum.
En conclusión, la temperatura nocturna no debe bajar de los 16º C., y la diurna puede alcanzar los 30° C., pero sin superarla por mucho para no correr el riesgo de bloquear momentáneamente la germinación. Las excepciones son las llamadas “plantas del frío”, que necesitan temperaturas más altas, además de Haworthia, Othonna y Pelargoni, que las necesitan más bajas, como se indica más adelante.
2 – EL SUSTRATO
Un preparado prevalentemente mineral, tiene la ventaja de mantenerse saludable con más facilidad, mientras que otro con un contenido más elevado de materia orgánica (humus, compost de hojas, etc.) está más fácilmente expuesto a los hongos y a la descomposición. Este riesgo puede reducirse agregando al sustrato un desinfectante en polvo y carbón de leña molido, también útil para bajar el pH, que debe ser ligeramente ácido (6,5). La desinfección (pasteurización) del sustrato puede realizarse con agua hervida. Se puede usar también un horno tradicional (una hora a 70-80° C.), procurando no excederse con la temperatura para no matar las bacterias útiles; o uno a microondas (30 minutos a máxima potencia, con un espesor de suelo de unos diez centímetros). Para evitar la expansión de malos olores, se puede embolsar el sustrato previamente humidificado, luego se saca el aire del envase y se lo cierra herméticamente. No es necesario desinfectar la turba. Esta práctica es útil para eliminar esporas o semillas eventualmente presentes en el sustrato, y para favorecer la apertura de las semillas “difíciles”. Hay varias teorías a favor y en contra de esta técnica. Personalmente creo es una práctica inútil para la inmensa mayoría de los casos, siempre que se usen materiales inertes, turba y sustratos ya preparados. Sin embargo, es recomendable desinfectar el propagador, el macetero y las macetas con hipoclorito de sodio (lejía) o con lysoform (una parte de producto y diez de agua), seguido de un enjuague cuidadoso. Para las semillas, acostumbro mezclarlas con un buen antifúngico en polvo, procurando que queden cubiertas por una capa delgada del producto.
Todos los cultivadores acuerdan en el hecho de que el sustrato no debe ser muy permeable al aire y al agua, y con una estructura no demasiado fina. Sin embargo, las opiniones divergen en cuanto pasamos a analizar la composición efectiva: unos usan arena, perlita y compost comercial (sustituible por tierra negra de jardín) en partes iguales; otros prefieren la turba rubia (o el compost de hojas) y perlitas de cultivo (o vermiculita) en partes iguales. Personalmente, en la mayoría de los casos utilizo un 80% de molienda de piedra volcánica (o mezcla de piedra pómez de diferente granulometría) y un 20% de un buen compost para acidófilas. También me ha ido bien con una mezcla de a0% de compost de hojas, 30% de buena tierra de jardín (todo tamizado), 30% de arena no calcárea con dimensiones de 1-3 mm., y para el restante 30%, piedra volcánica con una granulometría de 1-3 mm. Sobre la superficie, siempre acomodo 1 cm. Aproximadamente de arena o molienda de piedra volcánica, filtrada dos veces para evitar tanto el paso de polvo (con una trama de 1 mm.), como el de partículas más gruesas (con trama de 4-5 mm.). Si se quiere, se puede agregar una cucharada de harina de huesos o 5 gr. de perfosfato mineral por cada cinco litros de mezcla, pero hay también quien prefiere no aportar fertilizantes antes de la germinación. La arena (1) no calcárea, conocida como “arena de río”, o la que se utiliza para “enarenar” a presión las paredes para limpiarlas, se puede adquirir en negocios que se encarguen de materiales para la construcción; para el resto de los productos hay que ir a los viveros especializados. El filtrado hay que hacerlo en seco. Sobre esta base, cada uno puede experimentar por sí mismo, usando sobretodo materiales que son fáciles de encontrar en la propia zona. No debe olvidarse que los plantines deberán permanecer en el sustrato de siembra sin ser perturbados al menos durante un año.
A título informativo, cito aquí lo que aconseja la empresa Mesa Garden(New Mexico), a los clientes que compran sus semillas. El sustrato debe poseer una estructura arenosa, contener microorganismos y poca sustancia orgánica, ya que quemaría las raíces de las plántulas de los cactus. Para uso general, podría ir bien una combinación de aproximadamente un 80% de loam4 y un 20% di turba de fango, con el eventual agregado de arena.
3 – ESTRATIFICACIÓN, ESCARIFICACIÓN Y ACIDIFICACIÓN
Estas operaciones tienen el objetivo de interrumpir el letargo en el que caen algunas semillas en la naturaleza para proteger su capacidad germinativa (en su mayor parte son las llamadas plantas del frío).
La estratificación es una técnica mediante la cual se somete a las semillas a un invierno artificial, colocándolas durante al menos dos meses en la nevera, a temperaturas de entre 1 y 4° C. Es mejor si se las humedece previamente. Las plantas del frío requieren temperaturas más bajas, por lo que sus semillas son envasadas en saquitos sellados y conservadas en el freezer durante la noche, dejándolas descongelar durante todo el día. Otro método consiste en sembrar en otoño, en macetitas expuestas al frío y las heladas del invierno, para esperar luego la germinación primaveral.
Con la escarificación, en cambio, lo que se busca es la entrada de humedad al interior de la semilla para iniciar el proceso germinativo. Las semillas con tegumento duro, y dependiendo de los casos, deberán serán ablandadas durante un par de días en agua o vinagre caliente (verificar el aumento de tamaño); o bien pinchadas con aguja, o raspadas con una lima o papel de lija; o sumergidas durante unos minutos en ácido sulfúrico al 96%5 y lavadas inmediatamente con abundante agua, para no dañar al embrión. Para las que sean especialmente grandes y duras, se puede usar un disco abrasivo. La incisión deberá hacerse en un punto lejano del hilo, hasta descubrir suavemente al embrión.
En ciertos casos, el letargo es interrumpido con el calor, o con enzimas digestivas como la papaína (extraída de la papaya), o la pepsina, presente en el estómago de los animales, y con acción proteolítica. No he realizado nunca esta práctica, por lo que no puedo hablar sobre sus resultados. El tegumento de algunas semillas pueden tienen inhibidores químicos, que pueden neutralizarse lavándolas con agua acidificada con jugo de limón.
4 – LAS MODALIDADES
En el fondo de las macetitas ya desinfectadas, colocar uno o dos centímetros de piedra pómez fina o perlitas de arcilla expandida. Verter el sustrato, que debe estar seco, llenando la maceta hasta unos centímetros del borde. Acomodar sobre la superficie 1 cm. de arena cuarcífera (usada en acuarios). Dar un golpecito para asentar bien el suelo. Antes de sembrar, sería bueno hacer un test con una maceta sin semillas: al regarla desde abajo debería, en pocos minutos, estar húmedo el sustrato en la superficie, sin hundimiento del mismo.
En caso de semillas minúsculas, dar una ligera espolvoreada de arena fina y luego sembrar. Después echar agua ligeramente con un aspersor para que las semillas se acomoden entre los granos de arena. La germinabilidad aumenta usando agua desmineralizada. Estas semillas no deben taparse.
Con semillas de tamaño medio hay que regular el modo de verter la arena (que debe tener el grosor aproximado de las semillas), con el pulgar y el índice, sólo después de la siembra y en modo que las semillas, uniformemente esparcidas, sean parcialmente cubiertas. Usar sólo arena y no compost.
Aconsejo sumergir, preventivamente, las semillas muy grandes (expuestas a descomposición por hongos) en una solución antifúngica durante 24 horas. Procurar desparramar sobre el sustrato las semillas de forma redondeada presionándolas ligeramente, formando una depresión. Verter luego arena gruesa sobre toda la superficie, cubriendo las semillas con un estrato proporcional a su espesor.
Las semillas planas y las alargadas deben, en cambio, depositarse en el sustrato con una pincita, procurando que el hilo quede hacia abajo y el borde superior rozando la superficie del suelo. Es necesario evitar sembrarlas con la parte plana paralela al sustrato, mas bien rotarlas en 90°. Verter luego 3-5 milímetros de arena, si fuese posible cuarcífera.
Una arena gruesa no obstaculiza la germinación, en cambio una muy fina sí podría hacerlo, ya que tiende a “enclaustrar” las semillas. Mientras se va sembrando, es importante confeccionar una lista con un código que nos permita saber y recordar la zona ocupada en la bandeja, con respecto al módulo de cultivo. Por ejemplo: 05/23, donde la primera cifra representa el año y la segunda el orden de siembra. Escribir, con un marcador a base de agua, el código en el exterior de la maceta. Asegurarse de que la bandeja esté perfectamente horizontal y que las semillas no se desplacen. Si el sobrecito contiene un número proporcionado de semillas, puede ser de utilidad usar sólo la mitad, porque si algo no llegara a funcionar (debido a enfermedades criptogámicas u otra cosa), se podría reintentar la siembra.
Una vez acabada la siembra, preparar una solución tibia de agua de lluvia6, preventivamente hervida, y oxicloruro de cobre (ej. Cupravit micro Azul® 1gr/ litro) y verterla lentamente en la bandeja de cultivo. Cuando aparezcan los primeros signos de humedad por imbibición en la superficie, habrá que eliminar el sobrante de solución, ayudándonos con una esponja. Si alguna maceta tarda en empaparse, al punto que luego de un cuarto de hora la superficie continúa seca, sacarla de la bandeja y colocarla en un recipiente más profundo y con agua, hasta que la humedad aparezca en la superficie.
A partir de ahora, es necesario procurar que por lo menos durante un par de meses, quede siempre en la bandeja un velo de agua, controlando frecuentemente en caso de mucho calor. Hay que evitar tanto la sequía del sustrato (lo que interrumpiría definitivamente el proceso germinativo), como su encharcamiento (que provocaría la descomposición). No regar nunca, durante esta fase, las macetas por arriba. Hasta que no se abran las semillas, hay que usar sólo agua limpia y sin antifúngicos, porque podrían retardar la germinación. Tapar el germinador y regular el termostato a la temperatura que las especies sembradas requieren durante el día, sabiendo que pequeñas variaciones no tienen ninguna importancia. Por la noche, al bajar la temperatura externa, la del germinador no alcanzará el valor prefijado, tendiendo a estabilizarse en torno a los 17 y los 20° C. De día todo debe normalizarse, con el termostato que cumple su trabajo, encendiendo y apagando el sistema de calefacción (salvo algún día muy frío). Quien vive en zonas de clima especialmente rígido y nota que el termostato mantiene las resistencias siempre en funcionamiento sin alcanzar las temperaturas requeridas, puede agregar en paralelo otra resistencia similar, o conectar otra de mayor potencia.
Aquel que decida sembrar en los primeros días de abril, puede regular el termostato sobre la mínima nocturna (entre los 17 y los 20° C., según los géneros), ya que durante el día se obtiene naturalmente la temperatura necesaria. Hay que prestar atención a no llegar a temperaturas excesivas. En este caso, es necesario proveer de inmediato una ventilación adecuada. Es muy útil el uso de un termómetro dentro del propagador.
Evitar mezclar en el mismo germinador semillas con exigencias de cultivo diferentes. Una vez terminada la siembra, se puede dar sombra colocando una hoja de diario sobre la tapa del germinador, sin olvidar que habrá que retirarla al nacer las primeras plántulas. Eliminar la condensación que eventualmente se forme en el vidrio.
La germinación comienza luego de 2-4 días para algunas especies (Astrophytum, Stapelia, etc.), y 10-12 para otras. Las excepciones son las Opunzie, los Tephrocactus, las plantas del frío, los Pelargonios, algunas Mesembriantemáceas y algún que otro género, que pueden germinar tanto luego de una semana, como de un año. Las semillas grandes con tegumento furo, si no son escarificadas, también tardar mucho tiempo. En cualquier caso, si luego de un mes no has germinación, hay que dejar el sustrato por una semana, estratificar y recomenzar el ciclo (a veces más de una vez). Las semillas de una misma especie pueden germinar escalonadas en el tiempo, dependiendo de las diferencias en su potencia germinativa y otras características intrínsecas.
5 – EL MÉTODO DE LA BOLSITA Y SUS VARIANTES
Muchos cultivadores, especialmente en caso de germinación difícil o lenta, recurren a un particular sistema de siembra que consiste en colocar las macetitas, ya sembradas y regadas, dentro de bolsitas o saquitos de polietileno, que en el mejor de los casos tienen un buen sistema de sellado. De este modo la humedad se mantiene constante y elevada, haciendo innecesarios los riegos mientras las bolsitas permanezcan cerradas. Una vez producida la germinación, se abren las bolsitas gradualmente, o bien se hacen unos cortes laterales para que el aire comience a circular, prestando atención a que el suelo no se seque. Las plántulas pueden permanecer en la bolsita por uno o dos años, e incluso tres, para el caso de las especies con crecimiento lento. Este método, dependiendo de quién lo practica, tiene diversas variantes.
Suelo: algunos usan un sustrato muy blando, ligero y no abonado, del que se usa para las plantas de interior. Otros usan una parte de turba de sfagnum y otra de arena lavada. Hay quien lo pasteuriza y quien lo desaconseja; quien abona y quien no lo hace.
Agua: unos usan el agua desmineralizada, otros la de lluvia hervida o bien la producida por ósmosis inversa (R.O.).
Iluminación: hay quien utiliza la luz de fluorescente y quien aprovecha la natural.
Un método muy parecido es el que, en lugar de una bolsita, utiliza una simple película transparente con la que se envuelve completamente la maceta, incluyendo la base.
6 – TRATAMIENTOS ESPECIALES Y PARTICULARIDADES
CACTACEAS
Acanthocalycium, Gumnocalycium, Melocactus, Notocactus, Rebutia. Sustrato de siembra compuesto por 2/3 de material inerte y 1/3 de compost de hojas de haya o para acidófilas.
Ancistrocactus, Astrophytum, Echinomastus, Gymnocactus, Glandulicactus, Neolloydia, Thelocactus. Las plántulas están expuestas a la descomposición, por lo que es aconsejable un control estricto de la humedad (que debe ser limitada) y un sustrato 100% mineral.
Ariocarpus. Siembra no difícil; transplantar no antes de tres años, durante el reposo vegetativo. Agradece temperaturas nocturnas inferiores a 18° C., sustrato mineral calcáreo en un 80% (piedra pómez molida o granulada), más sustrato de hojas de castaño o turba para el restante 20%. Se puede usar iluminación artificial, con ciclos de 12 horas. Si hay crecimiento lento, se puede injertar sobre Echinopsis. Preferible, pero no indispensable, el método de la bolsita.
Aztekium, Geohintonia. Son géneros difíciles (sobre todo el primero), cuya dificultad no reside en la germinación, sino en el crecimiento lentísimo, que casi inevitablemente lleva las plántulas a la descomposición. Se puede intentar usando un sustrato de molienda de cuarzo y el método de la bolsita (o cubrir la macetita con cinta adhesiva transparente, sin sacarla durante por lo menos un año, con riegos y abonados desde abajo), uso de luz artificial durante 24 horas al día; no antes de uno o dos años hacer transplante sobre yeso más arena cuarcífera y un poco de arcilla para proveer a las plantas las sales minerales que necesitan. Luego de un mes de la germinación, se puede también injertar sobre Pereskiopsis velutina, y un reinjerto al año siguiente sobre otro pie adecuado (Myrtillocactus geometrizans, Trichocereus spachianus, pachanoi, o bridgesii, Cereus jamacaru, peruvianus, etc.).
Blossfeldia. Germinación muy lenta y difícil, pero si se usan semillas muy frescas, suelo mineral7 esterilizado y el método de la bolsita, se obtienen resultados muy satisfactorios. Mantener estas condiciones por 3-4 años, hasta que el brote haya alcanzado al menos los 4-5 mm. de diámetro. Mantener la macetita protegida del sol durante la germinación.
Cactus epífitos y trepadores: (Epiphyllum, Schlumbergera, Selenicereus, Aporocactus, Aporophyllum, Heliocereus, Epicactus, Hylocereus, Nopalxochia, Rhipsalis). Las semillas están expuestas a ataques por hongos, por lo que preventivamente deben lavarse y desinfectarse. Necesitan temperaturas entre los 22 y los 28°C.
Echinocactus horizonthalonius, polycephalus, xeranthemoides. Necesaria la escarificación con ácido sulfúrico por 5 minutos y, en caso de crecimiento pobre, el injerto. El suelo no debe contener sustancia orgánica.
Epithelantha. Preferible usar el método de la bolsita. Evitar el transplante el primer año. Sustrato mineral al 100%
Eriosyce. A veces puede ser difícil interrumpir el letargo de la semilla, por lo que se aconseja la estratificación. Es útil rociarlas con un aspersor, e indispensable el injerto precoz.
Frailea. Es indispensable que la semilla haya sido recogida poquísimo tiempo antes, un mes como máximo.
Parodia. Suelo compuesto por un 50% de turba y otro tanto de arena o perlitas de cultivo. A veces las semillas pueden tardar un año en germinar. Preferible el método de la bolsita.
Pelecyphora (Encepholocarpus). Las semillas nacen sin dificultad, pero los brotes no, por lo que se aconseja el injerto. Sustrato mineral al 100%.
Plantas del frío. Para las semillas de Sclerocactus, Pediocactus, Toumeya, Uthaia, Escobaria, Neowerdermannia Austrocactus, nonché Opuntia, Tephrocactus, Mahuenia,
Sophora, el mejor sistema –a mi juicio- para hacerlas germinar, es la escarificación8. Esto se hará sumergiéndolas durante unos 8-10 minutos en ácido sulfúrico al 96%, luego de lo cual se realizará un abundante lavado. Usar un sustrato mineral al 100%.
Hay quienes aconsejan otra modalidad: lavar las semillas con agua y limón antes de la siembra, escarificarlas y estratificarlas durante dos semanas, metiéndolas en el freezer durante la noche y sacándolas de día; hacerlas germinar en un sustrato9 adecuado a unos 30-40°C. diurnos -con 16 horas de luz-, y unos 15º C. nocturnos. Se puede escoger entre distintas técnicas de germinación:
a) Sembrar en macetitas estériles cubiertas con una película transparente; si luego de 2-3 semanas no ha habido germinación, hay que sacar las semillas, estratificarlas de nuevo y volver a sembrarlas.
b) Sembrar en algodón hidrófilo, guata o papel absorbente húmedo, y a medida que se produzca la germinación, repicar delicadamente las plántulas en un sustrato para cactáceas. En caso de falta de germinación, seguir la recomendación del punto a).
c) Sembrar en enero, colocar las macetitas al sol (al aire libre), en lugares con heladas nocturnas (aproximadamente -5° C.), y deshielos diurnos (5-10° C.), durante dos a tres meses. En marzo, las macetitas se meterán en un germinador y mantenidas a las temperaturas indicadas más arriba.
Las plántulas de Austrocactus, Escobaria, Pediocactus, Sclerocactus, Toumeya, etc., deben superar sus mayore dificultades en la fase de crecimiento. Por este motivo es aconsejable el injerto precoz sobre Pereskiopsis, y luego de un año un reinjerto sobre Opuntia, Echinopsis, Echinocereus u otras plantas resistentes a las bajas temperaturas10.
Semillas de especies de América central y tropical como Melocactus, Discocactus, Rhodocactus, Arrojadoa, Pereskia, Pereskiopsis, Mammillaria nivosa, Backebergia,
Uebelmannia, requieren temperaturas de siembra entre los 25 y los 30° C., y una mínima de 20° C. en invierno.
Strombocactus. Suelo compuesto por un 50% de turba y el resto de perlitas de cultivo. Crecimiento lento. Se prefiere el método de la bolsita y el transplante luego de 3 años.
Sulcorebutia. Usar siempre semillas frescas y temperaturas de aproximadamente 20° C. nocturnas y 25° C. diurnas. Airear enseguida, luego de la germinación11.
Turbinicarpus. Se prefiere el método de la bolsita y un sustrato mineral al 100%.
NO CACTÁCEAS
Adansonia. Utilizar el método de la bolsita, con siembra en junio a temperaturas superiores a 30° C. Usar semillas de un año de vida.
Aloe. Las semillas deben ser frescas. Las mejores temperaturas de germinación son 20-22° C. a la noche y alrededor de 30º C. durante el día. Transplantar al cabo de un año en macetas con buen drenaje y con sustrato al 50 % de perlitas de cultivo o arena, 40% de turba y 10% de compost de hojas. Mantener las plántulas a por lo menos 12° C. durante el primer invierno.
Adenium. Mantener los brotes en crecimiento vegetativo durante todo el primer año.
Anacampseros. Suelo normal para cactus, con agregado de arena de cuarzo. Germinan bien a unos16° C., pero crecen lentamente. Las semillas no conservan por mucho tiempo su capacidad germinativa.
Asclepiadacee. Requieren unos 26-28° C. Sacar el paracaídas antes de la siembra. Utilizar semillas muy frescas.
Astroloba. Usar semillas frescas.
Bromeliacee. Dychia, Hechtia, Pitcarnea, Puya: para germinar necesitan una localización sombreada y suelo con turba.
Beaucarnea, Dasylirion, Nolina. Poseen cáscaras que deben sacarse antes de la siembra.
Bursera, Fouquieria. Crecen lentamente.
Calibanus. Normalmente no ofrecen gran dificultad, aunque es preferible conservar las semillas en el freezer durante 15 días y luego escarificarlas. Mantener los brotes en crecimiento vegetativo durante por lo menos el primer año.
Cissus, Chorisia, Cussonia, Cyphostemma, Jatropha. Hay que lavar bien estas semillas, mantenerlas en remojo por 48 horas, escarificarlas y mantenerlas a humedad muy controlada, ya que tienden a enmohecer. Usar semillas frescas y sustrato ligero, con turba. Necesitan temperaturas de 25-27° C. A las semillas de Cyphostemma hay que eliminarles la pulpa. Pueden necesitar varios meses para germinar.
Crassulacee. Temperaturas frescas (17° C. de noche y 20° C. de día); suelo con 50% de turba y 50% de arena. A menudo las semillas son como polvo. Cotyledon y Tylecodon son de crecimiento invernal, por lo que es mejor sembrarlas en otoño, y preferiblemente con el método de la bolsita.
Dasylirion. Procurarse suelo arenoso y temperaturas de unos 18° C.
Dioscorea (Testudinaria). Fácil, pero es importante no dejar secar nunca el suelo, por lo menos durante el primer año.
Euphorbia. Germinación caprichosa, con pérdidas. Sembrar a unos 25/28° C. A partir del nacimiento de los gérmenes, hay que mantener la temperatura a unos 20º C., proveer aire seco y mucha luz.
Gesneriaceae (Rechsteineria, Sinningia, Streptocarpus). Germinación bastante fácil. Es útil esparcir sobre el terreno de siembra un ligero sustrato de turba pasada por el cedazo.
Grandes semillas de suculentas africanas. Sacar las aletas a las semillas que las posean. Las de tegumento duro deben ser escarificadas, esterilizadas y lavadas cuidadosamente. Pueden descomponerse debido por exceso de humedad y por ataques de hongos, por lo que cada día deben ser examinadas. En caso de infección, lavarlas, desinfectarlas y sembrarlas de nuevo.
Haworthia. Sembrar manteniendo una temperatura entre los 8° C. de noche y los 16° C de día. Suelo: 70% arena, 20% turba, 10% compost de hojas o para acidófilas.
Marah. Estas caudiciformes emplean un año en germinar.
Mesembriantemos. Suelo: 50% tierra negra, 50% arena, o también dos partes de compost de hoja de haya, dos, 2 de molienda fina de roca y 1 de sabia. La germinación es rápida a 18º C.- 20º C., pero a veces necesita mucho tiempo. Una vez que se produce, hay que aplicar un antimicótico. Evitar los cambios fuertes de temperatura y de luminosidad. L abono no es estrictamente necesario. Muy importante es ofrecer aire fresco, mucha luz y reducir la humedad desde que nacen las plántulas. Las semillas pueden conservar por al menos cinco años su capacidad germinativa, y no hay que sembrarlas demasiado frescas. Durante el primer invierno hay que mantener las plántulas a unos 8° C., ofreciéndoles una cantidad de luz adecuada, y procurando no dejar secar el sustrato. Los especialistas siembran en otoño (octubre/noviembre) aquellas especies de crecimiento invernal, como Argyroderma (quarzicola), Frithia, Dactylopsis, asegurándoles una temperatura de aproximadamente 20° C. para el crecimiento. Para este último género, es preferible utilizar un sustrato de roca volcánica triturada, sin otro agregado. Los Lithops es mejor sembrarlos en macetas de por lo menos 10 cm. de profundidad. Los Conophytum se siembran preferiblemente al comienzo del otoño; hay que proveer a los brotes iluminación y un calor adecuados durante todo el invierno. Otra posibilidad es la de sembrar a fines del invierno. Las plántulas deben ser rociadas con agua todos los días y abonadas semanalmente con una solución bien diluída, hasta el fin de junio; luego deberán colocarse a la sombra y rociarse levemente cada dos semanas durante todo setiembre. Posteriormente deberán tratarse como plantas adultas. No hay que transplantarlas, ya que pueden permanecer en la misma maceta (baja y ancha) durante muchos años. Rhinephyllum: sembrar en arena. Dinteranthus: germinación lenta y muy difícil; crece sobre cuarzo. Algunos cultivadores aconsejan cubrir las macetas con una película adhesiva transparente y exponerlos al sol por unas 100 horas, con el objeto de alcanzar los 65º C. que, en teoría, son necesarios para la apertura de las semillas. Luego hay que esperar unas 2 – 3 semanas sin sacar la película adhesiva para que se produzca la germinación.
Othonna. Plantas no fáciles de cultivar, son de crecimiento invernal. Sembrar en otoño o primavera, con temperaturas entre 5 y 10° C. y 11 horas de luz. Hay que sacar el paracaídas de la semilla; y sembrar colocando la semilla en posición vertical o inclinada, a pleno sol. Transplantar lo antes posible.
Palma, Cycas. Germinan mejor si la temperatura es de 28° C. aproximadamente
Pelargonios suculentos. En general, no ofrecen dificultades. Las semillas se abren al final del verano, con 6-12° C. aproximadamente. Sacar el paracaídas antes de la siembra. Exponer las plántulas al aire apenas germinen. Es útil poner en remojo las semillas durante una noche y estratificarlas, ya que a menudo están en letargo. En este caso, pueden germinar incluso luego de un año. Las semillas deben fijarse en el sustrato dejando libre la cola.
Plumeria. Retirar el ala. Temen el frío y la humedad invernal.
Pseudolithos. Sustrato: 2 partes de tierra fértil, 1 parte de compost de hojas, 3 partes de arena volcánica. No dejar que el suelo seque durante los primeros 18 meses.
Rechsteineria. Las plántulas deben mantenerse húmedas por 8-16 meses.
Sarcocaulon. Crecimiento invernal. Sembrar al final del otoño.
Stapelia. Las semillas germinan fácilmente, pero pierden pronto la capacidad germinativa.
Welwitschia. Se puede prolongar la vitalidad de las semillas conservándolas en un freezer. Hay que sacarles las alas y la piel externa. Debido a que contienen un producto inhibidor (de color amarillo), es bueno lavarlas y mantenerlas en remojo con un fungicida durante la noche previa a la siembra. Se pueden hacer germinar sobre papel absorbente húmedo y luego plantar en la maceta; o también usar un sustrato esterilizado con 2 partes de arena, 2 de perlitas de cultivo, 1 parte de turba y 1 parte de tierra arenosa. Usar una maceta de terracota de 10 cm. (una maceta por semilla), que será útil para los primeros años de crecimiento. La germinabilidad depende del origen y edad de las semillas. Sembrar en junio, con temperaturas de 28-30° C. (o con germinador con calor de fondo); proceder a retirar las macetas del germinador apenas aparecen los cotiledones. Regar regularmente, sin dejar secar el suelo, y mantener el calor incluso durante el primer invierno. Cubrir con arenisca de cuarzo. Durante los primeros dos años, los brotes son muy sensibles a los hongos y a la sequía.
Los siguientes géneros, ya sea por el ambiente especializado en el que viven, o por las particularidades de germinabilidad que la naturaleza les ha dado, o por una cierta dificultad de crecimiento, obtienen ventajas con la práctica de la estratificación y (cuando es posible) de la escarificación: Coloradoa, Calibanus, Discocactus, Encephalocarpus, Epithelantha, Neogomesia, Obregonia, Pelecyphora, Sclerocactus, Solisia, Uebelmannia, Echinomastus, Mammillaria wilcoxii, Mammillaria wrightii, Mammillaria solisioides, Mammillaria tetrancistra. Al crecimiento difícil se pone remedio con el injerto. Son óptimos portainjertos Pereskiopsis velutina (esqueje fácil), Trichocereus bridgesii (veloz crecimiento desde semilla), Eriocereus jusbertii. Algunas Asclepiadacee tropicales como Caralluma, Trichocaulon, Tavaresia, especialmente de jóvenes, son de difícil cultivo invernal, por lo que es aconsejable el injerto sobre los tubérculos de Ceropegia woodii.
Las semillas diminutas y todas aquellas con dificultad de germinación o crecimiento, obtienen ventajas del uso del agua desmineralizada, de un módulo de cultivo provisto de luz artificial (ver “el germinador”), de la desinfección del sustrato, de la cobertura de las macetitas con películas adhesivas transparentes, o bien del método de la bolsita.
Las semillas de Conophytum, Kleinia, Massonia, Mitrophyllum, Monilaria, Othonna, Tylecodon (Cotyledon), u algunos Pelargonios de crecimiento invernal, pueden sembrarse en primavera u otoño. Muchos, sin embargo, germinarán con mucho retraso, por lo que conviene no desechar ninguna de estas semillas.
7 – LUEGO DE LA GERMINACIÓN
Las plántulas, inmediatamente luego de la germinación, pasan por el período más crítico, por lo que necesitan mucho aire (no ráfagas), luz y… la dedicación del cultivador. Por lo tanto hay que procurar limitar la humedad atmosférica y airear progresivamente, para evitar que las plantas se quemen con las elevadas temperaturas que se pueden alcanzar dentro del germinador (arriba de los 50° C). En esta primera fase, las plántulas deben mantenerse a una temperatura que sea 3-5° C. más baja que la que se necesitó para hacerlas germinar. Posteriormente se podrán alcanzar picos de hasta 30-38° C. como máximo, manteniendo siempre la buena ventilación.
Hay que retirar la cubierta plástica usada para la germinación y sustituirla por una red de plástico o metal12 (“media sombra”), que tendrá el triple objetivo de proteger las plántulas de la irradiación excesiva, dejar pasar el aire indispensable para el crecimiento, y evitar el desarrollo de hongos.
Hay que observar atentamente para determinar si la iluminación es la adecuada. Un exceso de luz hará virar las plántulas hacia el rosa o el rojo, mientras que su carencia provocará que se muestren decoloradas, debilitadas, atrofiadas. Los tegumentos de las semillas más grandes pueden ser fuente de patologías, por lo que es aconsejable que sean eliminados.
Los siguientes géneros necesitan una buena ventilación y reducción de la humedad inmediatamente luego de la germinación, por el peligro de descomposición: Aloe, Agave, Adenium, Anacampseros, Ariocarpus, Astrophytum, Caralluma, Coryphantha, Discocatus, Echinocereus, Echinomastus, Epithelantha, Escobaria, Euphorbia, Ferocactus, Frailea, Gymnocactus, Melocactus, Pachypodium, Plumeria, Pyrrhocactus, Stapelia, Thelocactus, Turbinicarpus, Hoodia, Trichocaulon.
Las plantitas recién nacidas son delicadísimas, presentan una raíz que a veces es más delgada que un cabello, por lo que no deben ser molestadas ni rociadas. Para el riego ha de utilizarse el mismo sistema que para la germinación, o sea una delgada película de agua (que nunca debe ser del grifo) en el fondo de la bandeja de cultivo. Si alguna planta nacida de una semilla grande no demuestra crecimiento ni abre los cotiledones, es probable que el calor sea insuficiente. En este caso hay que encerrar la maceta en una bolsita de plástico transparente, con el objeto de aumentar la temperatura. Luego de un mes, es útil aplicar un buen antifúngico en polvo si se notan signos de enmohecimiento; dejar secar los brotes durante tres o cuatro días antes de volver a regar y verter sobre la superficie delicadamente, con el índice y el pulgar, un poco de arena fina. También se pueden comenzar las nebulizaciones o rociadas con una solución al uno por ciento de perfosfato mineral, o bien al uno por diez mil de 66 F® (estimulante hormonal de la firma L. Gobbi, a base de ácido alfa-naftilacético), una vez por semana y durante cuatro semanas. Si llegara a quedar alguna raicilla fuera del sustrato, hay que procurar enterrarla con la ayuda la punta de un lápiz. Se continúa regando desde abajo. Luego de tres meses, unas plántulas ya muestran sus espinas, otras sus hojas, y comienzan a desarrollar un buen aparato radicular. Se puede sacar la media sombra a la mañana temprano, mientras el sol no sea muy agresivo. Dado que no todas las plantas crecerán a la misma velocidad, será de utilidad separar las de crecimiento rápido de las que no lo son, para permitir a las primeras recibir mayor cantidad de agua y poder desarrollarse normalmente.
A los 5 o 6 meses de vida, hay que reducir la humedad y hacer más periódicos los riegos (que ya se pueden hacer desde arriba), dejando que el sustrato seque entre riego y riego y moviendo con delicadeza la superficie de tanto en tanto, para permitir una buena aireación. Durante el primer año de vida, las plántulas deben crecer en suelo húmedo pero nunca encharcado, y para esto es fundamental la composición del sustrato. Todavía hay que mantener una ligera sombra, controlando siempre el color que toman las plantas. Haciendo así, se refuerza el aparato radical, se acostumbran a las jóvenes plantas a las condiciones ambientales de que dispondrán de adultas, y se reduce el número de pérdidas por descomposición.
En este momento ayuda mucho la administración desde abajo de un fungicida al 3 por mil, del tipo de los usados contra la abolladura del melocotón (oxicloruro de cobre), o también una solución al uno por mil de Propamocarb (Previcur®), fungicida sistémico, efectivo contra la descomposición del cuello. Más tarde se pueden hacer rociadas al uno por mil de Iprodione (Rovral®) útil contra el moho gris (botrytis). Las jóvenes plantitas deben protegerse también del ataque de los parásitos, tanto los que pueden hallarse en el suelo (larvas de aleurodidos u otros), como los que atacan la parte aérea. Un buen insecticida sistémico a baja concentración es de gran ayuda; ejemplos de ellos son los confeccionados a base de Imidacloprid (Confidor®), Malathion o Diazinone.
Un buen fertilizante líquido para cactáceas, N1, P2, K2 con agregado de oligoelementos13 que puede ser suministrado una vez al mes14 garantizará un desarrollo equilibrado una vez que se hayan agotado las reservas de la semilla. Hay que prestar mucha atención a la dilución, ya que un exceso de fertilizante –dado que no puede ser utilizado totalmente por las raíces-, contribuye a acidificar el sustrato, pudriendo el cuello de las jóvenes plantas. Un trasplante precoz no es aconsejable porque puede llevar a la ruptura del sistema capilar de las raíces, una de las causas más frecuentes de pérdidas. Excepcionalmente se lo podría realizar sólo en caso de desarrollo anormal y falta de espacio en el recipiente de cultivo, típico de algunas especies, aunque no perjudicial para las cactáceas.
Quien posea un invernadero bien aireado, con temperaturas que no superen los 35° C., puede continuar manteniendo en su interior las bandejas de cultivo, procurando que estén sin cobertura y con una sombra ligera. En caso de no poder garantizar buena ventilación, es necesario llevar todo el módulo afuera, en un lugar luminoso pero sin exponerlo a la luz solar directa y con una media sombra, que servirá incluso para evitar que caracoles o lagartijas entren y provoquen daños. Otra cosa para tener siempre presente es la protección ante los agentes atmosféricos, como la lluvia tormentosa, el granizo o el viento fuerte, que podrían destruir en unos minutos el trabajo de meses.
La formación de una costra superficial que tienda a despegarse es algo desagradable a la vista y sobre todo peligroso para la vida de las plántulas, especialmente en las primeras fases del crecimiento. Si las raíces atraviesan la costra, se puede intentar sacarla rascando con la punta de un lápiz, con suma delicadeza y procurando no provocar daños. Si, en cambio, los capilares no están aún firmemente enraizados, es conveniente un transplante. Algunos cultivadores combaten la costra con una solución de cinco gotas de ácido nítrico (o sulfúrico) por litro de agua, con la que mojan la superficie del sustrato y luego riegan y lavan las plántulas. De todos modos, hay que saber que la costra no debería formarse si no se permitiese que el sustrato seque y sobre todo si se eliminase siempre la parte polvorienta del suelo de siembra. En caso de notar la presencia de algas verdes o marrones, se puede rociar con una solución de sulfato de cobre (1 gr. /l).
En otoño, si no se opta por el crecimiento invernal, es necesario reducir los riegos hasta suspenderlos alrededor de noviembre15, salvo que se aprecie una pérdida de la turgencia de los tejidos, en cuyo caso se suministrará una pequeña cantidad de agua. Los géneros delicados: Melocactus, Discocactus, Alluaudia, Disocactus, Adenium, Jatropha, Euphorbia, Pachypodium, Plumeria, Asclepiadacee tropicales, Bromeliacee, y caduciformes en general puede ser mantenidas en crecimiento durante todo el invierno a una temperatura de aproximadamente 20° C., con ligeros y/o distanciados riegos, teniendo en cuenta que lo verdaderamente letal es un alto índice de humedad atmosférica. Naturalmente es necesario proveer una buena iluminación suplementaria durante unas 13 horas diarias mediante algún fluorescente mantenido a unos 20 cm. de las plantas, con la intención de simular un verano prolongado. El primer invierno es también el más crítico, por lo que es conveniente mantener los géneros más delicados a una temperatura de unos 15° C. Esto es posible con el germinador, o bien colocando un film plástico en dos capas, separados entre sí aproximadamente por un centímetro: un mini invernadero dentro del mismo invernadero. En el fondo se echa arena con una resistencia de 50-100 W conectada a un termostato regulado con la temperatura deseada y manteniendo todo lo más iluminado posible. De este modo, las plantas crecerán y estarán fuertes incluso durante la peor parte de la mala estación. Si se observa la pérdida de alguna planta, probablemente por exceso de humedad (algo que no debería ocurrir), la misma debe ser inmediatamente eliminada para evitar complicaciones.
En primavera se puede hacer el primer transplante en una maceta de unos 5-7 centímetros, utilizando el siguiente sustrato: 1/3 compost de hojas; 1/3 tierra común o roca volcánica (3-4 mm.); 1/3 arena no calcárea (3-4 mm.). Para las Mesembriantemaceae y las Asclepiadeacee, hay que llevar 1/2 el porcentaje de arena y a 1/4 los otros dos componentes. Aconsejo no transplantar durante el primer año los géneros de crecimiento lento como Blossfeldia, Strombocactus, Aztekium, Geohintonia, Parodia. Con el objeto de facilitar el transplante, es bueno que las macetas sean regadas el día anterior. Con un lápiz, hacer un agujerito en el suelo de la nueva maceta, fijar delicadamente allí la joven plantita, hacer adherir el sustrato, dar una ligera rociada. Luego de dos semanas se puede administrar un fitoestimulante16 para favorecer una rápido arraigue17.
8 – EL INJERTO DE LAS PLÁNTULAS
Los géneros de crecimiento lento y difícil18 pueden ser injertados sobre Pereskiopsis velutina, spathulata o porteri, o bien sobre Echinopsis, que podrá asegurar un crecimiento mayor, pero con un porcentaje menor de plantas que superen el injerto. Para injertar estos géneros, es necesario esperar algunos meses desde la germinación (cuando han alcanzado un diámetro de unos 3 mm.) y hacerlo siempre en primavera-verano,
En el caso de Pereskiopsis, hay que meterla preventivamente en una sustrato sustancioso, procurarle un ambiente cálido y regarla regularmente, con el fin de mantenerla en vegetación. Cuando la Pereskiopsis alcanza una altura de 10-20 cm. está lista para el injerto. Para ello, el corte se debe hacer donde el diámetrio del tallo sea de unos 3-5 mm. Para esta operación se puede usar un bisturí o una hoja de afeitar nueva bien limpia (del siliconado que la protege) y esterilizada con alcohol. Se elimina la cima del portainjerto e inmediatamente después se corta la plántula por la mitad y se transfiere la parte superior al portainjerto, procurando hacer coincidir perfectamente las superficies de contacto, o mejor hacer intersectar el minúsculo haz vascular de la plántula con el de Pereskiopsis, descentrando ligeramente la plantita. Para esta maniobra no es obligatorio que Pereskiopsis esté enraizada, las raíces pueden emerger luego, sin problemas para el injerto. El injerto debe colocarse en un lugar con luz directa, 25° C. de temperatura aproximadamente y con elevada humedad. Esto se puede lograr colocando el injerto dentro de una esfera de vidrio en la que se haya vertido previamente un poco de agua y una tapa. Luego de una semana, aproximadamente, el corte del injerto ya debería estar soldado, por lo que se procederá a retirar la macetita de la esfera de vidrio, pero manteniendo siempre el sustrato húmedo y evitando el sol directo. Dado que un injerto como este no resulta bello a la vista, se puede luego cortar la Pereskiopsis a unos 5 cm. por debajo de la línea del injerto y meterla inmediatamente en agua para que emita raíces. Luego de uno o dos meses, cuando ya habrá aparecido un adecuado número de raíces, se procede a transplantar en maceta, pero procurando que la planta injertada toque el compost, de modo que el portainjerto no sea ya visible. Otra posibilidad es reinjertar sobre Echinopsis de 2-4 cm. de diámetro, ejemplares de algunos años a los que se quiera acelerar la floración. Si se realiza esto última opción, se puede dejar sobre el viejo portainjerto (Pereskiopsis) una parte de la planta extirpada, para que las aréolas remanentes generen otras plantitas.
Una variante consiste en injertar plantines de apenas 1 mm. de diámetro, realizándoles el corte a nivel del hipocótilo (entre la raíz y los cotiledones).
Con plántulas de 3-4 mm. de diámetro, es posible dividir el tallo por la mitad para injertar la mitad superior en modo normal y la inferior invertida (con las raíces hacia arriba), y por el punto de unión emergerán nuevas plantitas. Luego de algunos días, el injerto estará completo. Este método es adecuado para plantas con raíz pivotante, tipo Ariocarpus.
Cabe aclarar que para injertar plántulas no es necesaria ninguna forma de compresión que intente asegurar el contacto entre injerto y portainjerto.
9 – CONSEJO FINAL
Es fundamental adquirir las semillas en negocios de probada seriedad y experiencia. Hay que sembrar lo máximo posible, sin dejarse descorazonar por algún que otro mal resultado, pero apuntando siempre los errores para evitar repetirlos en el futuro. Para tener éxito, son necesarios algunos conocimientos, paciencia, entusiasmo y dedicación; con la experiencia y la práctica mejorarán los resultados. Muchas satisfacciones puede dar también la práctica de cultivar plantas de difícil hallazgo en el mercado, no se empobrece tanto la naturaleza y además se pueden ahorrar cantidades no despreciables de dinero.
Deseo, finalmente, citar una frase de un artículo de Steven Brack: la flor de un cactus siempre es bella, pero la flor de un cactus que has hecho crecer de una semilla es algo maravilloso. Cuídense de la cochinilla y no olviden que: "ut sementem feceris, ita metes”.19
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1- Prestar mucha atención, porque una humedad constante y elevada favorece la germinación pero también el desarrollo de enfermedades criptogámicas.
2 – Ver párrafo 3.
3 – No hay que usar la arena de albañilería. Un buen producto debe tener partículas de diferentes medidas y no reaccionar al test del ácido muriático. La mejor es la que se usa para decorar el fondo de los acuarios.
4 - Por loam, los anglosajones entienden un suelo muy común en la naturaleza, que se caracteriza por escurrir fácilmente, no endurecer cuando se seca y no ser maleable como la arcilla cuando se lo moja. Para otros, es la capa superior de la tierra de campo, luego de someterla a un proceso de compostación (mezclar los diferentes componentes entre sí para convertirlos –mediante un procedimiento especial- en compost).
5 - Hay que ir probando, porque el tiempo varía dependiendo de la dureza del tegumento.
6 – El agua de lluvia puede ser fácilmente recogida del techo a través de las canaletas, y mantenida al oscuro para evitar el desarrollo de algas. Hay que estar seguiros de que no contenga sustancias nocivas, porque si es así hay que usar agua desmineralizada o agua corriente hervida.
7 – Algunos cultivadores aconsejan 50% de arena fina de cuarzo y 50% de turba no fibrosa tamizada. Otros se inclinan por 8 partes de arena no calcárea y una parte de compost de hojas maduro.
8 – Los tiempos de inmersión para la escarificación con ácido sulfúrico al 96%, son de aproximadamente 10-12 minutos para Sclerocactus y de 3-4 minutos para Pediocactus. Después hay que enjuagar inmediatamente con abundante agua. Se puede escarificar también mediante incisiones.
9 - Composición: tierra negra 25%, arena 50%, roca volcánica 25%, granulometría 1-3 mm.
10- Se aconseja la lectura del artículo de A. Benzoni "Una collezione sotto zero" (Cactus & Co. # 2/97).
11 – Leer el artículo de P. Bello (Cactus & Co. # 2/97).
12 – Para mí es muy útil usar media-sombras de polipropileno, que aseguran un microclima adecuado.
13 – Por ejemplo Oligomix®, integrador nutricional a base de microelementos.
14 – En el caso en que al sustrato de siembra se le haya agregado harina de huesos, el abonado debe iniciarse recién seis meses después. Dado que es difícil encontrar un fertilizante con un título tan bajo, lo mismo se puede lograr realizando una adecuada dilución.
15 – Este período está sujeto a variaciones, que dependen de las latitudes. En general hay que suspender los riegos cuando la temperatura nocturna se estabiliza sobre 8-10° C.
16 – Por ejemplo alguna marca reconocida a base de aminoácidos, vitaminas del grupo B, auxinas, etc., en dilución al uno por mil.
17 – Algunos cultivadores aconsejan repicar las plántulas en junio y mantener el suelo constantemente húmedo hasta octubre del año siguiente a la siembra.
18 - Ariocarpus, Aztekium, Blossfeldia, Bartschella, Coloradoa, Discocactus, Epithelantha, Escobaria, Geohintonia, Echinocactus polycephalus, xeranthemoides, horizonthalonius, Echinomastus, Lophophora, Mammillaria herrerae, M.egregia, M.humboldtii, M.solisioides, M.saboae, M.haudiana, Navajoa, Obregonia, Pediocactus, Pelecyphora, Porfiria, Rebutia heliosa, R.narvacensis, Sclerocactus, Solisia, Sulcorebutia, Toumeya, Turbinicarpus, Uthaia, Uebelmannia.
19 - "Como siembres, así recogerás" (Cicerón.)
Nota: Todas las marcas citadas pertenecen a sus respectivos propietarios.
Bibliografía
Autori vari - Cacti and succulents from seeds - Amateurs’ digest ed.
Gardiner J. - Propagation from seed – The Royal Horticultural Society
Ginns R. - Piante grasse – Ed. Agricole
Innes C. - Le succulente – Ed. Ulisse
Lamb E. & B. - Pocket Encyclopaedia of Cacti in colour - Blandford Press
Lodi, G. - Le mie piante grasse – Ed. Agricole
Mesa Garden - Guide to germination tips
Pizzetti M. - Piante grasse. Le cactacee - Ed. Mondadori
Rayzer G. – Cactus in fiore - Ed Priuli & Verlucca
Rowland D. & V. - Successful seed raising
Rowley G. – Piante grasse - Ed. Zanichelli
Sleiter G. - Piante grasse – Reda
Cammarata G. - Fitormoni e fitoregolatori - Ed. Agricole
Welham Marina – Questions and answers for beginners and casual collectors – Amateurs’ digest ed. |